miércoles, 22 de enero de 2014

Tus anhelos

Con esta mano yo sostendré tus anhelos,
tu copa nunca estará vacía porque yo seré tu vino,
con esta vela alumbraré tu camino en la oscuridad,
y con este anillo te pido que seas mi esposa.


Ojala

Ojala que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan 
para que no las puedas convertir en cristal 
ojala que la lluvia deje de ser el milagro que baja por tu cuerpo 
ojala que la luna pueda salir sin ti 
ojala que la tierra no te bese los pasos. 
ojala se te acabe la mirada constante 
la palara precisa, la sonrisa perfecta 
ojala pase algo que te borre de pronto 
una luz cegadora, un disparo de nieve 
ojala por lo menos que me lleve la muerte 
para no verte tanto, para no verte siempre 
en todos los segundos, en todas las visiones.

martes, 21 de enero de 2014

La mujer caída

¡Nunca insultéis a la mujer caída!
Nadie sabe qué peso la agobió,
ni cuántas luchas soportó en la vida,
¡hasta que al fin cayó!
¿Quién no ha visto mujeres sin aliento
asirse con afán a la virtud,
y resistir del vicio el duro viento
con serena actitud?
Gota de agua pendiente de una rama
que el viento agita y hace estremecer;
¡perla que el cáliz de la flor derrama,
y que es lodo al caer!
Pero aún puede la gota peregrina
su perdida pureza recobrar,
y resurgir del polvo, cristalina,
y ante la luz brillar.
Dejad amar a la mujer caída,
dejad al polvo su vital calor,
porque todo recobra nueva vida
con la luz y el amor.

Víctor Hugo


Por aquí pasó

Por aquí pasó, compadre,
hacia aquellos montes lejos.
Por aquí vestida de humo
la brisa que cruzó ardiendo
fue silbo de tierra libre
entre su manta y sus sueños.
Mírele el rastro en la paja,
míreselo, compañero,
como las claras garúas
en el terronal reseco,
como en las mesas el pozo,
como en el caño el lucero,
como la garza en el junco,
como la tarde en los vuelos,
como el verde en el quemado,
como en el banco el incendio,
como el rejón en la carga,
como la gaza en el rejo,
como el cocuyo en el aire,
como la luna en el médano, como el potro en el Escudo
y el tricolor en el cielo.
Por aquí pasó, compadre,
hacia aquellos montes lejos.
Aquí va su estampa sola;
grave perfil aguileño,
arzón de cuero tostado,
tordillo de bravo pecho
De bandera va su capa,
su caballo de puntero,
baquiano, volando rumbos,
artista, labrando pueblos,
hombre, retoñando patrias,
picando glorias, tropero.
Oígale la voz perdida;
sobre el resol de los médanos,
la voz del grito más hondo
oígasela, compañero,
como el son de las guaruras
cuando pasan los arrieros,
como la brisa en la palma,
como el águila en el ceibo,
como el trueno en las lejuras, como el cuatro en el alero,
como el eco en las tonadas,
como el compás en el remo,
como el tiro en el asalto,
como el toro en el rodeo,
como el relincho en el alba,
como el casco en el estero,
como la pena en la canta,
como el gallo en el silencio,
como el grito del Catire
en las Queseras del Medio,
como la Patria en el Himno,
como el clarín en el Viento.
Por aquí pasó, compadre,
dolido, gallardo, eterno.
El sol de la tarde estira
su perfil sobre el desierto.
Alberto Arvelo Torrealba

Soneto de la Rima Pobre

Me das tu pan en tu mano amasado,
me das tu pan en tu fogón cocido,
me das tu pan en tu piedra molido,
me das tu pan en tu pilón pilado.

Me das tu rancho en tu palma arropado,
me das tu lecho en tu rincón sumido,
me das tu sorbo, a tu sed exprimido,
me das tu traje, en tu sudor sudado.

Me das, oh Juan, tu dame de mendigo,
me das, oh Juan, tu toma de pobrero,
tu clara fe, tu oscuro desabrigo,
y yo te doy, por lo que dando espero,
el oscuro esperar con que te sigo
y el claro corazón con que te quiero.


Andrés Eloy Blanco

Para ti Rey


Tu representas en mi,la sensacion
mas bella.
-Rio sin razón-
-Saludo sin motivo-
Los días están llenos de sueños
y quiero gritar le al mundo
lo que por ti siento.
Como el viento que sopla
y se siente en paz.
Tu amor es la calma,es
humildad,es la señal que
mi corazón,necesitaba
escuchar.


Ermesto Sabato 

El tigre

Tigre, tigre, fuego deslumbrante en las selvas de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo trazar tu terrible simetrí­a?

William Blake